Se que tus ojos tiernos no me mienten
cuando así me miran tan profundo,
destilan en tus pupilas incontenibles deseos
de tenerme en tu piel bien pegado.
Y yo amor, y yo ¿dime qué hago?,
aquí impotente sin decir palabra,
mordiendo los "te quiero y los te amo",
tragando mi dolor y nostalgias cada día,
imaginando el salado de tu piel,
las caricias inventadas cada noche,
mi entrega, tu entrega,
la ardiente pasión
sedienta de nuestros cuerpos.
Y yo amor, y yo ¿qué ahgo?,
que muerto estoy en vida,
solo callo,
y el tiempo pasa,
pasa y se ríe,
y se ríe con sarcasmo.
Autor: José Antonio González
miércoles, 27 de agosto de 2008
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