Un día clavaste en mí
el puñal del olvido.
Recorrí como vagabundo
y perdido, mil caminos....
No sé si hallé el tiempo.
Tampoco supe la distancia.
No existía el día, la noche.
Sólo sé que mi alma lloraba....
Me encontré en un amanecer
recostado sobre las hierbas
mirando hacia el cielo
cuando se perdían las estrellas.
Me levanté con los ojos
húmedos de rocío o lágrimas.
Pensé un instante y me dije:
¿Ahora que me traerá el alba?.
¿Quizás el frío del invierno
o una ventana abierta al sol?.
Sentí mi cuerpo temblar
y ahí, mi corazón habló:
"No caigas vencido aún vencido,
no debes morir al dolor,
busca siempre sin descanso
hallar las huellas del amor"......
Autor: Luis Alberto Maestri
viernes, 7 de mayo de 2010
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