viernes, 12 de febrero de 2016

LA PERDÍ AQUEL DÍA...

¡Cuánto te amé! ¡No lo sé!.
Solo sé que fuiste mi vida....
La mujer que inundó mi alma
con su ternura, con su sonrisa...

Ella llegó en el ocaso de mi existir.
Llenó todos los instantes de mi corazón.
Jamás la podré olvidar, fue hermoso
tenerla en mis brazos, sentir su amor...

Jamás pensé que me dejara
con los brazos ardientes de su presencia.
Había tomado esa mañana sus manos.
Ella acariciaba las mías con ternura plena.

Sentí que la perdía, que se iba.
No sé, fue muy fuerte perderla.
Ya no tenía suspiros ni besos...
Partió, me quedé solo en esta espera...

El amanecer me trae su presencia.
Mis noches tienen inmensa soledad.
¿Dónde buscarte?. ¡Quiero encontrarte!.
Sé que es imposible. ¡No te puedo olvidar!.

Hoy, después de años sin tenerte,
quisiera llegar a ti, hermosa mujer,
decirte que estás y estarás en mí
porque nos amamos. Sí: ¡Te amé!...


Autor: Luis Alberto Maestri

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