jueves, 21 de febrero de 2008

Llanto


Languidecía aquella noche de estío,

El temperar arreciaba con crudeza,

Los árboles crujían temblorosos,

Se presagiaba muchas horas de tormenta.


No hubo en el texto de la existencia

Una cuarteta que deseara recogimiento,

Detenerse un instante, meditar,

Cerrar los ojos, entregarse a los recuerdos.


Había una lámpara que en el cuarzo,

Reflejaba un extraño color,

Buscaba en lo más íntimo de mí

Como piensa el alma de un soñador...


Entonces conjugo un texto débil

Donde las preguntas eran respuestas,

Las respuestas encarnadas en un delirio

Y el delirio decía: ¿mi vida es ésta?


Mi refugio quería un porvenir

Donde el ocaso tuviera una lápida,

Ideas vagas que como torbellino

Grabara en ella sentidas palabras.


Tonto sentimiento que calló la verdad,

Ocultó el deseo de hundirse en tus labios,

Para beber la miel de un beso,

No quedar en el hoy de un llanto...

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